
CRÓNICA DE UN DISTRAÍDOEl timbre de mi teléfono movil me despierta a las seis de la mañana y lo escucho lamentando que la noche no haya sido tan larga y el sueño más placentero. Mi esposa ya está en pie preparando el desayuno y Andrés y David, mis retoños de siete y cinco años respectivamente, ya se han dado la acostumbrada ducha matutina que los ha rescatado con violencia de los brazos de Morfeo....