miércoles, octubre 25, 2006

EL PROCESO DE SER YO

La luz del mundo exterior me sorprendió, según cuenta mi madre, la madrugada de un 7 de agosto del año 1971. Literalmente al nacer hice mi agosto. Mis padres me entregaron a mi abuela materna para que se encargara de mi crianza e inculcara en mí el deseo de superación. Era la "Vieja Lumi" una trabajadora incasable, una soñadora insaciable y a pesar de haber cursado solo el quinto año de primaria, un manantial de conocimientos. Con el mismo amor con el que asaba sus galletas, nos contaba a mi hermano y a mi, historias de princesas y duendes, de demonios y ángeles, en esos primeros años de mi vida. Era su forma de enseñarnos lo bueno y lo malo del mundo sin sospechar que me estaba sembrando el amor por la lectura.

Desde los 7 años de edad tuve que llevar el pan a mi casa. Por las calles de San Marcos vendí todo lo que se podía vender: caballitos, cocadas, galletas, bocadillos, natillas y esos bombillos enormes llamados calabazas que mi abuela cultivaba en el techo de palma amarga de nuestra casa. No se cómo le hacía, porque siempre tuve tiempo para ir a jugar trompo y bolita de cristal en la esquina de Humberto Pupo y para ir a estudiar a la escuela del profesor Ismael, cuyo nombre era “Escuela Modelo”, lo que guardaba mucha similitud con la cárcel que en Colombia se llama de la misma manera, por el rigor y la severidad con que nos enseñaba las primeras letras.

Fue en los albores de los ochenta que mi padre, parrandero y mujeriego inveterado, le pidió a mi abuela que me dejara vivir con él en Tuchín Córdoba por un tiempo muy corto. Eso fue como hacer mis pasantías de hijo. Mi progenitor tenía un próspero negocio de vender “sombreros vueltiaos, de esos que comercian los famosos Tomas y Jerónimo Uribe en el exterior. Mi papá, precursor del negocio de los delfines, compraba a quinientos, y vendía a diez mil o quince mil, dependiendo del marrano más que de la calidad del producto. Aún no me explico como el viejo quebró un negocio tan rentable como aquel.

Estando en bancarrota mi padre decidió volver a la finca de su madre en los límites de los departamentos de Antioquia y Córdoba de donde la “vieja Lumi” me sacó con el pretexto de que se iba a morir sin verme. Lo que parecía una excusa se convirtió en una cruenta verdad: Mi abuela falleció y yo me quedé sin mi ángel protector. Lo que ignoraba era que el destino me tenía designada una madre sustituta. Fue así como una noche caliginosa llegué a la casa de “Soco” o de la seño Socorro Meza, como todos la conocen en San Marcos. Ella me dio el punto de apoyo que yo necesitaba para mover el mundo. Ella es un ángel disfrazado de mamá y yo seré, aunque no salí de sus entrañas, por siempre su hijo.

Terminados mis estudios de Bachillerato en el Colegio San Marcos empaqué en la maleta mis sueños e ilusiones y vine a parar a la Universidad del Atlántico. Lo demás es historia. Gracias a la luz del faro de mis amigos, el apoyo de Soco y el recuerdo de mi abuela terminé Contaduría Pública. Actualmente vivo en Barranquilla a orillas del mar Caribe y soy un hombre feliz porque encontré el amor en los ojos y la sonrisa de Marlene. Ella es la mitad de mi vida, la mujer de mis sueños y tengo planeado vivir con ella el resto de mis días.

1 comentario :

Marlene dijo...

Calixto Hombre con muchas cualidades, Honesto, alegre, inteligente, Luchador, paciente…sobre todo eso PACIENTE, cualidad indispensable para emprender cualquier proyecto en la vida, dar pasos a nuestros sueños e Ilusiones, por eso y muchos motivos más , él es la persona que merece todo mi respeto y admiración por eso es el AMOR de mi vida.