domingo, enero 21, 2007

Bumerang, tan real como la vida mismaQué cómo fue que la conocí, Señora. Fue en el esplendor de mi vida. Yo tenía un próspero negocio de venta de jugo de patilla con limón ubicado en una calle al norte de la ciudad, que a pesar de ser un puesto callejero, era frecuentado por toda clase de personas: profesionales, artistas, oficinistas y gente del común. Ese lugar estaba tocado, guiado y bendecido...
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